miércoles, 23 de abril de 2014

Abril
Crees que te vigilan.

(A ti).

Hombre de sólo los ojos,
hombre hueco.
Plomo en el mar, hombre hundido:
tus estertores o Yo.

Sembrar. Germinar.
Necesitas morir para estar vivo.
Necesitas noviembre para abril.

La habitación de los papeles blancos,
de los huesos compartidos.
La pluma eterna, la tinta invisible.
Abril siempre será aquel martes.

No hay pies propios.
No caminas, te caminan.
Un alma cuesta más de lo que vale.

Hoy habla en ti el rencor de los mediocres,
El fruto de la furia.
Tu pobre barro lucha contra el barro.
Tu futuro es la nube o las cenizas.

Y crees que te vigilan.
Y eres tú quien corre las cortinas.

Un azote a piel de página.
Pira de imágenes, cárcel de palabras.
Vida misma, rosario de rosarios.
Un repertorio de lo que se puede.

De esta mutilación, tuyo es el mérito.

Y ahora te entristece la arquitectura,
tan uniforme, de este santuario.
Y es tuyo. Rodilla en tierra.

Padre de familia pobre,
hijo de un abril sin búsqueda.
En qué cajón se esconden las respuestas,
con qué dientes vas a romper amarras,
por qué todo depende de una llave
que no encuentras.

Son caros los milagros a tu edad:
ama lo que debas y haz lo que quieras.

Cállate por encima de este ruido.

Y ten cuidado con la primavera.
Ernesto Frattarola

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